Kongress buko25
Tatort Globalisierung
Internationalismus nach Seattle, Genua und dem 11. September

Frankfurt/ Main 09. - 12. Mai 2002

 
  

 

Das Colectivo Situaciones aus Argentinien
ist ein Zusammenschluss von AktivistInnen mit akademischem Hintergrund ("investigadores militantes", wie sie sich selbst bezeichnen) in Buenos Aires, die in sozialen Bewegungen arbeiten und über sie forschen. Sie geben mehrere Zeitschriften heraus (u.a. "situaciones") und spielen in der radikalen Linken in Argentinien eine wachsende Rolle

Quinta declaración del Colectivo Situaciones:

Imperio e imperialismo

-A propósito de los acontecimientos de Venezuela-

1.
Tal como lo vaticinara el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ha comenzado, hace ya un tiempo, la Cuarta Guerra Mundial. Como toda guerra, pretende conquistar y reorganizar, geográfica, política, económica y militarmente, parte del mundo. Desde Europa Central -la antigua Yugoslavia- hasta América Latina -Colombia, Chiapas, Venezuela, Ecuador, etcétera- y desde el cercano Oriente -Palestina, Afganistán e Irak- hasta el extremo -China, Corea del Norte-. Hay guerra en el imperio. Y se trata de una "guerra total": la versatilidad que la constituye puede determinar su despliegue en cualquier lugar, en cualquier circunstancia y en cualquier momento.

2.
Uno de los obstáculos de pensar el mundo en términos de imperio era, hasta ahora, la imagen abstracta de mundo que esa idea nos provocaba. Desde el atentado del 11 de setiembre queda radicalmente claro que bajo el imperio subsiste y se agudiza la diferencia estructural, la heterogeneidad social, económica y política. Los sucesos recientes del Plan Colombia, la invasión a Afganistán, el genocidio palestino y el golpe al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela confirman esta hipótesis: el imperio no se priva de actuar como imperialismo tradicional, e incluso de adoptar formas coloniales en el Tercer Mundo.

3.
Esta acción imperialista del imperio y del gobierno de los EE.UU han atacado directamente al gobierno de Hugo Chávez. La represión clandestina adquiere características abiertamente brutales y se carece de toda información mínimamente confiable al respecto. Esta situación pone a todos los pueblos de América Latina en estado de alerta frente a las peores hipótesis sobre el futuro inmediato a la vez que se extiende de manera imparable la solidaridad con la resistencia actual del pueblo humilde y bolivariano de Venezuela.

4.
Bajo el imperio, los protagonistas de las guerras ya no son exclusivamente los estados nacionales y sus intereses geopolíticos. De allí que no se hable de imperialismo. Se trata ahora de fuerzas fundadas en formas productivas, comunicacionales y militares que refuncionalizan los aparatos nacionales -como los gobiernos de los países imperialistas (EEUU, Europa Occidental, Japón)- según la racionalidad biopolítica del imperio: la economía y la tecnociencia actúan como verdaderos dioses de todos los hombres: en sus manos están los designios concretos de la existencia humana.

5.
La Guerra Actual no se da entre "dos potencias" (Guerra Fría) que toman bajo su control al planeta en su conjunto. No se trata tampoco del "Choque de Civilizaciones" difundido por el Departamento de Estado de los EE.UU para justificar la extensión de la guerra en Medio Oriente. Ni siquiera estamos frente a una "guerra ideológica" (ya que el imperio no domina por medio de la ideología). La lógica de esta guerra es diferente. No se trata, ante todo, de aniquilar a un enemigo predefinido. Se trata fundamentalmente de la conquista y la colonización, por parte de las redes biopolíticas del imperio, de recursos naturales fundamentales para sostener niveles de producción y consumo actuales (petróleo), y de apropiarse de la materia prima de alta productividad (biodiversidad). Ese es el objetivo definido. Ya el Che Guevara había denunciado hace tres décadas este hecho fundamental del "subdesarrollo" y de los orígenes de las guerras imperialistas. Este proceso se ha sofisticado. En buena medida su naturaleza ha variado. Pero hay algo que se mantiene: se impone la guerra a los pueblos para despojarlos de sus recursos. El imperio confirma y radicaliza la norma del capital: la expropiación del control de los procesos vitales que hacen a la existencia de los pueblos.

6.
Los estados ya no son los protagonistas del drama global. Existen y operan, pero bajo parámetros diferentes a los clásicos. Su norma es la reproducción del capital, no el desarrollo de los pueblos. Y la reproducción del capital ya no se asocia a la construcción de naciones, democracias y formas generales del bienestar. El imperio, en la situación actual, implica una guerra a muerte contra la vida.

7.
La guerra en el imperio es la constatación de la emergencia de un estado de guerra. No se trata, como en Hobbes -imperialismo- de intervenciones que busquen nuevos equilibrios u órdenes estables sino de la generalización de un verdadero estado permanente de guerra. La crisis actual no es excepción sino generalización de la excepción. En el imperio la guerra es norma. El imperio ya no piensa como su antecesor colonial-imperialista: la guerra ya no es la continuación de la política por otros medios, como decía Clausewitz, sino la forma que hoy asume la política.

8.
La red biopolítica se organiza en el mercado y ha desarrollado sus propias formas del dominio político, que ya no pasan por las tradicionales "políticas de derecha" (aún cuando estas sean actualmente requeridas). Ahora, se trata de formas específicamente posmodernas fundadas en la diferenciación del consumo, en la producción de imágenes mediáticas, la guerra tecnocientífica, la publicidad y las nuevas formas de valorización del capital a partir de su carácter inmaterial, intelectual y afectivo. Pero también de la velocidad de la circulación del dinero y las mercancías. Los medios de comunicación en la era del imperio son pura forma. Sin embargo, durante las guerras del imperio, los medios de comunicación operan bajo la modalidad imperialista clásica: la mentira, la desinformación y la censura. No se trata simplemente de un funcionamiento ideológico. Se trata de la inserción de los medios, como empresas, en la densa red de negocios que es hoy el imperio. Las grandes cadenas de la comunicación son parte de la estrategia militar del imperio.

9.
Resulta indudable que desde el 11 de setiembre se despliega una brutal ofensiva: Palestina, Afganistán, Colombia, Venezuela; advertencias a China, Corea del Norte, Irak, etc. Pero no es sólo esto. Está también la amenaza sobre Cuba y la militarización de la Triple Frontera (Argentina-Brasil-Paraguay) y la ampliación de los presupuestos de inteligencia y gastos militares del gobierno de los EE.UU. La situación argentina no es ajena a estos movimientos: bases militares implantadas en territorio nacional, dependencia absoluta de las políticas antinacionales dictadas por los organismos de crédito internacionales, desestabilización política provocada por movimientos financieros y guerra social entre "excluidos" y fuerzas policiales y paramilitares, forman parte de este panorama.

10.
Y, sin embargo, estas observaciones no logran aproximar una idea del paisaje actual. Falta aún mencionar el desarrollo exponencial de las luchas, de la emergencia de un contrapoder múltiple y extendido en varios puntos del planeta. Desde enero de 1994 -aparición del EZLN- han crecido las resistencias al neoliberalismo en todo el mundo. La situación argentina (a partir de la insurrección de diciembre) y la italiana (a partir de las movilizaciones de Génova) nos hablan del desarrollo alcanzado por las manifestaciones populares. Tenemos presentes las experiencias de Ecuador, Seattle, Palestina, Brasil y México, por nombrar las más evidentes (habría que sumar las luchas ocurridas en Asia y Africa, de las que lamentablemente conocemos muy poco). Pero estas referencias bastan para dar un cuadro de la actual contraofensiva de un contrapoder. Este punto de vista nos otorga un punto de implicancia, una verdadera perspectiva, para pensar la actual coyuntura.

11.
El lenguaje humanitario y el lamento por el horror presente, si no pasa a asumir prácticas concretas en medio de la guerra, corre serio riesgo de funcionar como modalidad políticamente correcta de habitar este estado de guerra y de convivir con la muerte. En este sentido, el humanitarismo abstracto (moral) es uno de los discursos del imperio.

12.
Las experiencias de contrapoder que se vienen desarrollando en todo el mundo tienen un desafío gigantesco ante sí: asumir la guerra sin desarrollarla. No hay posibilidades de sostener una ética -materialista- si se pretende ganar esta guerra. La guerra es siempre asunto de los poderosos. Pero a la vez no hay ética posible si se desconoce el suelo común sobre el cual se desarrollan hoy nuestras vidas, nuestras resistencias: el neoliberalismo y la guerra del imperio. Esta situación no es abstracta y nos impone una reflexión práctica sobre las vías disponibles y deseables (múltiples y no centralizadas) de enfrentar esta lucha.

13.
El contrapoder existe bajo la producción de formas asimétricas de existencia con relación al capital. Asumir la guerra quiere decir asumir lo que la guerra nos impone como realidad y condición: la presencia directa de la violencia imperial en puntos múltiples del planeta. Desarrollar formas concretas de solidaridades, de autodefensa, denuncias pero, sobre todo, potenciar lazos capaces de producir otras formas del vínculo que, como decía el Che, bloqueen las posibilidades del enemigo. Asumir la guerra, entonces, como forma de impedirla.

Hasta siempre,
Colectivo Situaciones
Buenos Aires, 13 de abril de 2002

 

 

 
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